ntervenir en el espacio creado por Frida Escobedo era un gran reto, ya que su visión situaba a la selva de Bacalar como el elemento central a destacar, mientras que su arquitectura aspiraba a ser una especie de caja silenciosa desde la cual se pudiera contemplar el paisaje natural. La propuesta interior se centra en lograr una coexistencia coherente entre el mobiliario, los acabados interiores y la arquitectura en sí, con el fin de no perturbar esta esencia.
El resultado final se traduce en una composición donde los materiales, objetos y mobiliario descansan discretamente en el interior, permitiendo que el verdadero protagonista, la selva, ocupe su lugar sin competencia alguna.
Innumerables horas se dedicaron a reflexionar sobre cada superficie, tela y textura; a dibujar algo y luego borrarlo. Días de experimentación y cambios constantes de ideas. Este proceso creativo no habría sido posible sin Rodrigo y Diego, quienes, inmersos en la selva, dedicaron tiempo infinito para que Boca de Agua se convirtiera en realidad.
Fotografías por: César Béjar
Arquitectura: Frida Escobedo
Interiores: Mariel Lozano, Diego Alor y Rodrigo Juárez